ª Países
como Egipto y Túnez comienzan a manifestarse en lo que se denominarán
“Primaveras Árabes”.
ª Se trata
al igual que en Egipto, Túnez y Turquía
de manifestaciones de carácter nacionalista, lejos están aún la intervención
de grupos islamistas violentos como
Al-Qaeda y Estado Islámico que vendrán hasta Siria desde Irak tras su
ocupación.
ª España, por ejemplo, tiene un pésimo récord: sólo ha creado 50 plazas de
las 9.360 a las que se había comprometido y ha realojado a tan sólo 18
asilados, provenientes de Italia.
Cada día llegan más seres humanos a las
costas europeas. Cada vez más se quedan atrás, en las frías aguas del mar
Mediterráneo, cerca de las costas de la salvación. Ahora mismo, mientras lees
estas líneas, miles de ellos no intentan labrarse un futuro, tan solo
sobrevivir a esta noche, durmiendo bajo el manto de estrellas a temperaturas
por debajo de los cero grados. Mañana al amanecer, agarrarán lo poco que les
queda y seguirán caminando, cruzando vayas y concertinas colocadas por el
hombre. Fronteras y líneas imaginarias que dividen naciones, que separan los
mundos, que matan la esperanza.
Conocemos muy poco de lo ocurrido. Solo nos
hacemos eco cuando se producen numerosas muertes en el agua, siendo incluso niños
los que dejan su vida en la orilla, cuando la salvación se roza con la punta de
los dedos. Contemplamos las imágenes en nuestros televisores a miles de
kilómetros, sentados en nuestros sillones y butacas. Son muchos los que sienten
rabia e impotencia. Algunos además, vergüenza ante el inmovilismo de nuestros
gobiernos en Europa. No solo son ellos quienes permiten que esto se permita. No
lo olvidemos, todos somos cómplices, miramos hacia otro lado como si nada
ocurriera.
¿Cómo empieza esta guerra? En el año 2011
se producen movimientos en Oriente Medio en contra de algunas de las
dictaduras y regímenes. Países como Egipto y Túnez comienzan a manifestarse en
lo que se denominarán “Primaveras
Árabes”. En España esta tendencia coincidirá con los movimientos
del 15M, justo antes de las elecciones generales del mismo año, en
medio de una crisis económica que marcará el inicio de un cambio en nuestra
sociedad.
En Oriente Medio se trató de una
revolución llevada a cabo por los más jóvenes
y las familias pertenecientes a las clases medias de los diferentes países.
Estas manifestaciones cayeron como un relámpago en Egipto, Túnez y Turquía,
cogiendo por sorpresa a sus gobiernos, los cuales acabaron cayendo en muy poco
tiempo.
Sin embargo, en Siria todo fue distinto.
La revolución tardó demasiado en llegar, el gobierno de Al-Assad
estaba preparado para lo que se avecinaba de forma inminente. Cuando llegó el
momento de las movilizaciones en las calles, la represión por parte del régimen
fue brutal, lo que hizo que el movimiento se radicalizara. Arabia Saudí, junto a Qatar y Turquía, países contrarios al
gobierno sirio, comenzaron a financiar con fondos y armas a las fuerzas
opuestas al régimen.
En un primer momento, el conflicto estalla
entre las fuerzas rebeldes opuestas a Al-Assad y el propio ejército enviado por
el gobierno. Se trata al igual que en Egipto,
Túnez y Turquía de manifestaciones de carácter nacionalista, lejos están
aún la intervención de grupos islamistas
violentos como Al-Qaeda y Estado Islámico que vendrán hasta Siria desde Irak
tras su ocupación.
Cabe recordar, que la toma de Irak en 2003
por los Estados Unidos con el apoyo de las fuerzas occidentales como Reino Unido
y nuestra mísera España (Cumbre
de las Azores) fue del todo ilegal. En firme oposición de lo que
dictaminaban las propias resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas,
sumadas a las millones
de voces que se manifestaron en las calles de todo el mundo para evitar la
guerra, miles de personas se ven en la obligación de desplazarse como
refugiadas, cruzando las fronteras hasta diferentes países, entre ellos Siria y
Jordania.
La destrucción de Siria, tal y como
podemos observar todos los días, se debe al enfrentamiento entre los diferentes
conglomerados de milicias islamistas financiadas por Arabia y diferentes países
de Occidente con el fin de derrocar al Gobierno del país. A nadie se le escapa que
ninguno de estos grupos terroristas podría subsistir si no hubiera intereses
por parte de terceros países con intereses estratégicos y económicos que los
llevan abasteciendo desde hace varias décadas. Haciendo hemeroteca, recordemos
que EEUU
financió con armas y recursos durante los últimos años de la guerra fría,
al régimen Talibán de Al-Qaeda en Afganistán para hacer frente a lo que se
denominó como “la invasión Rusa” del estado afgano por parte del país comunista
en aquel entonces.
¿Cómo puede ser tan difícil romper estas
líneas de financiación? Sobra decir que no hay voluntad de hacerlo. El Estado
Islámico se financia sobre todo con la venta de petróleo que suministra de
forma clandestina a Turquía e Israel. De este modo, con la venta de crudo a
terceros países, el grupo terrorista obtiene unos beneficios de más de un
millón de dólares cada 24 horas. Si de verdad hubiera interés por cerrarles el
“grifo” económico con el que subvencionan la compra de armas, sería bien
sencillo.
Siria sigue desangrándose, su pueblo muere
asesinado cada día. Este hecho, por su puesto, favorece a los países occidentales,
sobre todo a Israel que contempla como se debilitan y caen gobiernos musulmanes
a su alrededor, lo que afianza su postura de estado líder en Oriente Medio. Que
esta parte geográfica del planeta se mantenga continuamente bajo el acoso de
diferentes conflictos, facilita el progreso económico de los países más ricos. Ellos
seguirán negociando con lo poco o mucho que tienen y que los demás necesitan. Mientras
tanto nosotros nos encargaremos de que no les falten balas y granadas para que
sigan matándose los unos a los otros.
Como pueblo avanzado y civilizado que nos
creemos, nuestra postura ha sido siempre la de pensar que los países de oriente
tienen un carácter violento, nada arreglan con el uso de la fuerza. Desde Europa
nos declaramos estandartes de Liberté, égalité, fraternité. Que pronto
se nos ha olvidado que las dos grandes guerras de la historia, que acabaron con
millones de vidas y que han sido testigo de las mayores atrocidades que el ser
humano puede llegar a hacerse a sí mismo, han tenido como escenario esta ajada
y vieja Europa durante el último siglo.
272.
ese es el número de refugiados sirios que han sido acogidos en nuestro
continente durante el año 2015. El dato lo ha hecho público la Comisión Europea, seguramente
con el fin de sacar los colores a los Estados miembros de la UE, que se habían
comprometido a realojar a 106.000 de los refugiados que en la actualidad hay en
Italia y Grecia. España, por ejemplo, tiene
un pésimo récord: sólo ha creado 50 plazas de las 9.360 a las que se había
comprometido y ha realojado a tan sólo 18 asilados, provenientes de Italia.
El 1 de febrero llegarán 30 más a la comunidad de Castilla y León. Es simplemente
vergonzoso. Indecente que no estemos en las calles pidiendo responsabilidades a
los gobernantes de toda Europa.
Nuestra postura es la de
humillar a estas personas. No se las permite legalmente abandonar su patria en
guerra para evitar la muerte. Se entorpecen las labores de salvamento, imputando
incluso cargos de “tráfico
de personas” a aquellos que se juegan el tipo sacándoles del agua salvando
sus vidas cuando todo parece perdido. Entonces, cuando ponen los pies en tierra
y piensan que lo peor ha pasado, comienza de veras la senda de penitencia y vergüenza.
Se les trata como animales, obligándoles a caminar miles de kilómetros cruzando
fronteras. Erigimos muros de alambre y cuchillas para interrumpir su marcha. Se
les niega la entrada, se
les deporta. Denegamos techo, pan, agua y abrigo. Enjuagamos sus lágrimas
en vinagre, mientras apartamos la vista haciendo una pausa para la publicidad. Sufren
insultos, golpes y agresiones. Ahora es nuestro deseo confiscar lo poco que puedan llevar
encima para justificar los costos de mantenerlos aquí con vida en
condiciones infrahumanas. ¿Pero qué diablos nos pasa?
¿Esta es la Europa
civilizada de la que hablamos y formamos parte? Si esto es ser europeo, si así
demostramos ser mejores… me parece una obscenidad sentirse orgulloso absolutamente
por nada. ¿Hace falta que alguien nos golpeé en el alma, nos arranque el corazón
y los ojos para que seamos realmente conscientes de esta tragedia? ¿Tan seguros
estamos de que jamás vamos a necesitar que otros pueblos, otras personas nos
acojan en sus casas? Así debe de ser.
Para acallar alguna voz
maliciosa que pueda alzarse. La respuesta es sí rotundo. Estaría orgulloso de
acoger refugiados en mi casa y en mi vida. Pero este falaz gobierno tampoco lo
permite. No quiere aceptar que miles de familias, sensibles a esta realidad, estén
dispuestas a compartir lo poco o mucho que puedan poseer, con otros seres
humanos que lo necesitan. Es más fácil donar unos pocos euros, monedas que limpian
conciencias sucias envueltas en papel de regalo estas navidades.
Europa es la gran estafa.
Lejos de ser solucionadores de algo, no hacemos sino minar el futuro de otros
pueblos, otras razas y culturas diferentes a las nuestras. Declaramos nuestra
aversión a lo que definimos regímenes autoritarios, justificando su caída todos
los días en los medios de comunicación. Pero tan solo nos decantamos por
aquellos que opinan diferente, aquellos que han decidido que quizás no sea
necesario entrar en la rueda arrolladora de occidente. Apenas se habla una
palabra de la falta de derechos humanos que sufren los ciudadanos de Arabia Saudí
cada día. Ni el apoyo que se les brindó a líderes en américa latina para
favorecer la caída de gobiernos opuestos a los intereses neoliberales, como el
asesinato de Salvador
Allende en Chile, muerto a cañonazos por los tanques de Pinochet, o al
gobierno Sandinista en Nicaragua.
Hace algunos cientos de años,
en las regiones bárbaras y heladas del norte, cuando la caída del sol traía noches
de mucho frío y nieve, existía la buena costumbre de crear un pequeño fuego
cercano a la puerta de casa, iluminando así la entrada de la misma. De este
modo, la familia que habitaba el lugar, daba a entender que se trataba de un
hogar confortable que ofrecía refugio y alimento a aquellos viajeros incluso
extranjeros, a los que la noche y la tormenta pudieran haber sorprendido. Si
viajas por las zonas más frías y aisladas de Noruega, se puede observar que aún
hoy, muchos de los hogares, mantienen la luz de su puerta toda la noche
alumbrando a posibles viajeros venidos desde muy lejos, buscando refugio. Me pregunto
qué nos estará pasando entonces…