“la tierra no
es herencia de nuestros padres, sino préstamo de nuestros hijos”
Pensamiento Indoamericano
Pensamiento Indoamericano
Con certeza se afirma que “el ambiente no solo es el lugar donde se realiza el drama de la
historia humana, sino en cierto sentido es un participante activo en dicha
historia”. Así mismo se reconoce como el desarrollo del hombre tanto a
nivel individual como social, no puede considerarse aislado de su entorno
natural.
El ser humano está llamado en el momento actual a
establecer una nueva relación de atención y de respeto hacia el ambiente, cuyo
equilibrio debe proteger, teniendo en cuenta sus extraordinarias posibilidades,
pero también todo aquello que lo amenaza
y atenta contra él. Lo ambiental y ecológico expresa, no únicamente una
relación del hombre, sino ante todo una dimensión digna de ser tenida en cuenta
en el gran propósito de relación humana.
Por lo tanto, es responsabilidad de todas las personas que el cambio de
actitudes sea posible. En las últimas décadas, sobre todo a partir de las
décadas de los 70 y 80, hemos aumentado el consumo incontrolado de todo tipo de
objetos, artículos y energías.
Hemos pasado de que los electrodomésticos con una duración casi
indefinida, se hayan desarrollado para tener un uso “programado” mucho
inferior, lo que se denomina “obsolescencia programada”. Acabando
de este modo con gran número de talleres y lugares de reparación de los mismos.
De esta manera, la comercialización global consigue que tengamos que consumir
ingentes números de artículos electrónicos cada día (solo hace falta pasear por un punto limpio para darse cuenta de este
hecho). Primero nos crean la necesidad (demanda), para
posteriormente vendernos todo tipo de productos (oferta). Pero casi nadie se para a pensar de
donde provienen los materiales con los que se fabrican muchos de estos
utilitarios, como es el caso del coltán (telefonía móvil y ordenadores). Un mineral muy preciado que lleva
años financiando guerras civiles en países como Ruanda, Uganda, Congo y la
República Centro Africana (entre
otras).
Es de conocimiento general,
que la industria textil ha creado grandes imperios que en el día de hoy generan
grandes fortunas a los dueños de las mismas. Este negocio sería legítimo si
se cumplieran todas las condiciones laborales y medio ambientales (entre otras). Pero sabemos que la
realidad no es esta.
Como viene siendo la norma,
estas insanas montañas de dinero se deben a la esclavitud de las personas y al
destrozo de nuestro medio y entorno. “Existen
ríos en países como Camboya y Bangladesh donde el agua corre del color que está
de moda en occidente”. Con el fin de abaratar los costes y ser más
competitivos en los mercados, se llevan las fábricas allí donde el coste
laboral y fiscal es menor. Este mundo globalizado es “legal” pero no es para
nada ético. Generan ropas y modas que nos obligan a comprar sin medida ni
control.
En nuestras casas hacemos un
uso y gasto inapropiado y a veces desmedido de los consumos energéticos
y del agua. Dependiendo de la capacidad económica de cada cual, miramos más o
menos el consumo que originamos. Es cuando las distintas facturas de luz, gas y
agua sobrepasan nuestro presupuesto mensual, cuando empezamos a tomar medidas.
Pero lo hacemos tan solo por la variable económica, poco nos suele
importar el hecho de que reducir nuestro consumo, aporta su granito de arena a
construir un mundo más sostenible y limpio, restringiendo en alguna medida las emisiones
de CO2.
Que decir cuando el consumo
lo realizamos en nuestro lugar de trabajo, emplazamiento donde muy pocas
personas controlan lo que se gasta, puesto que, no son ellas las personas que
pagarán las futuras facturas (o eso
creen). Es aquí donde hay que hacer más hincapié en las políticas de
sensibilización, apenas somos conscientes de la cantidad de medidas y
pequeños gastos que podríamos tener en cuenta y que ayudarían a la reducción de
los gastos, desviando incluso parte de ese ahorro a proyectos de sostenibilidad
y medio ambiente. Aumentando de este modo la eficiencia de nuestra entidad
laboral y por consiguiente, nuestra forma de colaborar mediante nuestras
acciones con la mejora de nuestro mundo.
Pensemos, reflexionemos… ¿Cada cuánto tiempo cambiamos de
teléfono móvil por el mero hecho de tener lo último en tecnología?, ¿Cuántas
veces por semana/mes salimos de compras por las tiendas de ropa “Low Cost” y de
grandes marcas con precios bajos?, ¿Tomamos las medidas suficientes en cuanto
al consumo de energías en nuestros hogares y espacios de trabajo?, ¿Alguna
vez nos hemos parado a pensar en todo esto? Hagámoslo por una vez.
La protección y mejora de la salud de nuestro planeta, es una de esas asignaturas pendientes por parte del
grueso de la sociedad. Todos somos conscientes de las diferentes conductas y
actividades que desarrollamos en nuestro día a día y que lo perjudican.
Pocos son los que se paran a
reflexionar a cada paso que dan, de qué forma podrían aportar su granito de
arena. Muchas veces la solución no está en el “qué hacer” sino más bien
en el “qué no hacer”.
Nuestro
lugar de trabajo suele ser el emplazamiento donde tienden a olvidarse las
medidas de reducción de consumo adoptadas en nuestros hogares. Es de vital
importancia que continuemos todas las
acciones emprendidas en casa, no es excusa encontrarse en un lugar
compartido por más personas en el que nadie “hace
nada por mejorar las cosas”.
Como no pagamos las
facturas… pero eso
es real, ya que indirectamente el pago de los consumos sale de nuestros
bolsillos, bien por el pago de nuestros impuestos o directamente en el
descuento de nuestros salarios. Por lo tanto, debemos de tener cuidado con esta afirmación.
Si leemos el Estatuto de los
Trabajadores actual, (Artículo 64: Derechos de Información y consulta y
competencias. Punto 7: Competencias del Comité de Empresa), encontraremos el
siguiente texto:
“Colaborar con la dirección de la empresa
para conseguir el establecimiento de cuantas medidas procuren el mantenimiento
y el incremento de la productividad, así como la sostenibilidad ambiental de la empresa, si así está pactado en los
convenios colectivos”.
Es por lo tanto parte de la
tarea en nuestra entidad y/o empresa, que se desarrollen actuaciones de forma comunitaria. Una de ellas, ha de
ser la de impulsar una auditoría
energética a nuestras instalaciones con
el fin de lograr que los gastos anuales en materia energética (muy elevados derivados de un alto consumo
de electricidad) puedan reducirse notablemente. De este modo, podrían
detectarse diferentes campos de mejora en el empleo de la energía en las áreas
de iluminación, equipos y climatización del
edificio con el fin de invertir el
ahorro en nuevas iniciativas que mejoren la eficiencia y el entorno de los
trabajadores/as. Algunos de los objetivos que podríamos conseguir:
· Reducir
los consumos energéticos, utilizando la energía de forma eficiente para evitar
gastos innecesarios y reducir las emisiones
de CO2.
·
Detectar los puntos críticos en cuanto a
consumos y malas prácticas energéticas.
·
Establecer
un plan de acción con las medidas
correctoras oportunas: cambios en la
iluminación de las oficinas, utilización de luminarias LED, programación
correcta de los aparatos de acondicionamiento, etc.
· Determinar
el potencial de ahorro energético y facilitar la viabilidad económica de las inversiones en las mejoras a realizar.
Podemos también realizar acciones más concretas
para ayudar a que este proceso de auditoría pueda producirse, estas son:
· Adquisición de datos
generales. Análisis
inicial de la entidad teniendo en cuenta actividad, consumos y tipos de
energías utilizadas.
· Análisis de datos e
instalaciones.
Determinación costes energéticos producto/servicio y recopilación de datos de
equipamientos y de las instalaciones.
· Obtención de datos a
evaluar.
Instalación de los equipos de medida y método en que se registrarán los
consumos, considerado medidas ambientales, iluminación, temperatura y humedad,
entre otros.
· Estudio energético. Definición de las opciones
de mejora, rendimientos, consumos, tarifas, teniendo en cuenta su viabilidad
técnica y económica.
· Informe de conclusiones. Planteamiento de ahorro
energético y económico, fijación de prioridades de las actuaciones y estudio de
las inversiones necesarias.
· También
se realizarán conferencias, coloquios y
debates de concienciación a los empleados/as y el voluntariado la entidad,
con el objetivo de sensibilizar sobre la importancia del buen uso de la energía
y sus repercusiones.
Los resultados
y beneficios en
porcentaje de ahorro de las medidas propuestas podrían alcanzar entre un 15% y un 20% del consumo energético
de las instalaciones, lo que supondría un ahorro anual importante. La inversión
requerida para poner en marcha las medidas correctoras necesarias se
amortizaría en un plazo medio (dependiendo de los compromisos), ya que los
ahorros producidos por adoptar medidas correctoras se invertirían en cambiar
poco a poco lo que se estime necesario.
Quiero
finalizar este texto con las siguientes líneas extraídas de “La Carta
a la Tierra” traducida a más de 30 lenguas desde su lanzamiento
en el año 2000.
“Estamos
en un momento crítico de la historia de la Tierra, en el cual la humanidad debe
elegir su futuro. A medida que el mundo se vuelve cada vez más interdependiente
y frágil, el futuro depara, a la vez, grandes riesgos y grandes promesas. Para
seguir adelante, debemos reconocer que en medio de la magnífica diversidad de
culturas y formas de vida, somos una sola familia humana y una sola comunidad
terrestre con un destino común. Debemos unirnos para crear una sociedad global
sostenible fundada en el respeto hacia la naturaleza, los derechos humanos
universales, la justicia económica y una cultura de paz. En torno a este fin,
es imperativo que nosotros, los pueblos de la Tierra, declaremos nuestra
responsabilidad unos hacia otros, hacia la gran comunidad de la vida y hacia
las generaciones futuras.”
La
Tierra, nuestro hogar…
“La humanidad es parte de un vasto universo evolutivo. La Tierra, nuestro
hogar, está viva con una comunidad singular de vida. Las fuerzas de la naturaleza
promueven a que la existencia sea una aventura exigente e incierta, pero la
Tierra ha brindado las condiciones esenciales para la evolución de la vida. La
capacidad de recuperación de la comunidad de vida y el bienestar de la
humanidad dependen de la preservación de una biosfera saludable, con todos sus
sistemas ecológicos, una rica variedad de plantas y animales, tierras fértiles,
aguas puras y aire limpio. El medio ambiente global, con sus recursos finitos,
es una preocupación común para todos los pueblos. La protección de la
vitalidad, la diversidad y la belleza de la Tierra es un deber sagrado”.
La
situación global…
“Los
patrones dominantes de producción y consumo están causando devastación
ambiental, agotamiento de recursos y una extinción masiva de especies. Las
comunidades están siendo destruidas. Los beneficios del desarrollo no se
comparten equitativamente y la brecha entre ricos y pobres se está ensanchando.
La injusticia, la pobreza, la ignorancia y los conflictos violentos se
manifiestan por doquier y son la causa de grandes sufrimientos. Un aumento sin
precedentes de la población humana ha sobrecargado los sistemas ecológicos y
sociales. Los fundamentos de la seguridad global están siendo amenazados. Estas
tendencias son peligrosas, pero no inevitables”.
Los
retos venideros…
“La
elección es nuestra: formar una sociedad global para cuidar la Tierra y
cuidarnos unos a otros o arriesgarnos a la destrucción de nosotros mismos y de
la diversidad de la vida. Se necesitan cambios fundamentales en nuestros
valores, instituciones y formas de vida. Debemos darnos cuenta de que, una vez
satisfechas las necesidades básicas, el desarrollo humano se refiere
primordialmente a ser más, no a tener más. Poseemos el conocimiento y la
tecnología necesarios para proveer a todos y para reducir nuestros impactos
sobre el medio ambiente. El surgimiento de una sociedad civil global, está
creando nuevas oportunidades para construir un mundo democrático y humanitario.
Nuestros retos ambientales, económicos, políticos, sociales y espirituales,
están interrelacionados y juntos podemos proponer soluciones comprensivas”.
Como nunca antes en la historia,
el destino común nos hace un llamado a buscar un nuevo comienzo. Tal renovación
es la promesa de estos principios de la “Carta
de la Tierra”. Para cumplir esta promesa, debemos comprometernos a adoptar y promover los valores y objetivos
expuestos en este texto, reflexionemos.