ª
“Fue a partir del
ejercicio anual del año 2008 cuando el porcentaje aumentaría hasta el 0,7%,
desapareciendo así el complemento que el Estado asignaba a mayores”.
ª
“La institución
recibe aportaciones del Estado gracias a los acuerdos con el Vaticano, renovados progresivamente en el tiempo al
alza desde 1975. Además también aportaciones de distintos Ministerios y de las propias Comunidades Autónomas”.
ª
“Los datos están
claros. Por más que en radio, prensa y televisión se empeñen en hacer campañas
a favor de la “X” solidaria a favor de la Iglesia”.
El
origen histórico del Óbolo
de San Pedro se remonta a finales del siglo VIII, cuando los Anglosajones se
convierten al Cristianismo y como signo de unión con el Obispo de Roma deciden
enviar de manera estable una contribución al Santo Padre. Así nace el “Denarius
Sancti Petri” la limosna de San Pedro, que pronto se difundió por el resto de
Europa, costumbre que fue regulada en 1871 por el Papa Pío IX en la Encíclica
“Saepe Venerabilis”. ¿Qué ocurre en
España actualmente? Según acuerdo entre el Estado Español y la Santa Sede
en 1979 en asuntos económicos (publicado
en BOE de 15 de Diciembre),
“La Iglesia Católica declara su
propósito de lograr por sí misma los recursos suficientes para la atención de
sus necesidades. Cuándo fuera conseguido este propósito, ambas partes se
pondrán de acuerdo para sustituir los sistemas de colaboración financiera”. Por
lo tanto, es la propia institución la que debería financiarse de forma completa
sin tener que acudir al dinero del Estado, es decir… que en cierto modo
incumple uno de los acuerdos suscritos con el Estado Español, y a su vez con
toda la ciudadanía. ¿Quién va a pedirle a la Iglesia (como institución) después
de tantos años ayudada por el Estado que renuncie a ello?
¿Fines sociales, iglesia,
ambas o ninguna? Estas son las cuatro opciones que se
plantean en la declaración de la renta en cuanto a la asignación que realizamos
del IRPF. Las opciones están claras, lo que no queda demasiado claro es donde
irá destinado el dinero una vez hayamos marcado o no alguna de las opciones.
Cada uno de nosotros y de nosotras decide donde destinar su porcentaje de la
cuota íntegra (antes de aplicar las retenciones y deducciones), a saber:
·
Entidades
sociales; para las cuales se destinaría el 0,7%. De los fondos
recaudados el 79,14% se destinan a proyectos de acción social, la convocatoria
la establece el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (todo en
uno). El 19,43% se destina a proyectos de cooperación en países en desarrollo a
través de la Agencia Española De Cooperación
Internacional (AECID).
Y el 1,43% a proyectos de Medio Ambiente. Gracias a la recaudación de 2014 se
ejecutaron 1.135 proyectos que
beneficiaran aproximadamente a seis millones de personas.
·
Iglesia;
el dinero recaudado mediante esta opción (también el 0,7%) va directamente para
“su sostenimiento económico”, y es la
propia institución la que decide en que lo utiliza. Más adelante hablaremos
sobre este tema.
·
Ambas
opciones; es la gran desconocida hasta ahora, en este caso
nuestra aportación se doblará. Se destinará un total 1,4%: 0,7% para la Iglesia
y otro 0,7% para Fines Sociales.
·
Ninguna;
por lo que el 0,7% pasa directamente al Estado integrando así la cuantía a los
Presupuestos Generales.
Desde
1978 la Iglesia recibe del Estado Español una dotación con cargo a los
presupuestos generales. En 1988 se articuló una asignación tributaria para la
Institución Religiosa (solo la Católica recibe esta asignación) consistente en el 0,5239% del impuesto sobre la renta
de las personas físicas. Esta cuantía anual, nunca cubrió sus “necesidades” por lo que se tuvo que implementar con un
complemento estatal a cargo de los propios presupuestos generales. Fue a partir
del ejercicio anual del año 2008 cuando el porcentaje aumentaría hasta el 0,7%, desapareciendo así el complemento que el
Estado asignaba a mayores para cuadrar las cuentas.
Adicionalmente
a estas cantidades, la Iglesia recibe otras con cargo a los presupuestos
generales del país (última memoria de
2013):
·
Profesores de religión y otros cargos
religiosos. Donde el Estado aporta aproximadamente
500 millones de euros para pagar los sueldos de 25.660 profesores de
religión, más de 17 millones en sueldos para capellanes de cuarteles,
hospitales y cárceles.
·
Conciertos educativos, ya que existen en
España 2.601 centros escolares concertados (más del 80% de los centros
privados) con casi un millón y medio de alumnos y alumnas y más de 99.000 profesores (los cuáles
acceden sin oposición, no lo olvidemos). Un total de más de 3.000 millones de euros. Sumemos a esto
las 14 Universidades de inspiración
Católica con más de 80.000 alumnos en sus aulas.
·
Exención de impuestos, en los cuáles no se
les da asignación pero tampoco pagan nada y por lo tanto se ahorran anualmente
más de 750 millones de euros.
·
Las ayudas directas para el sostenimiento de su Patrimonio Artístico
e inmobiliario 3.168 bienes de tipo cultural
en total. Más de 63 millones de
euros en el año 2013. Pongamos el ejemplo de la Catedral
de León, como
todas, es propiedad de la Iglesia. Sin embargo, quienes se encargan de su
conservación y restauración son las instituciones públicas, desde la Junta de
Castilla y León a la Diputación de León, el Ayuntamiento de la ciudad y el
Ministerio de Educación y Cultura, además de algunas organizaciones privadas.
·
La desgravación de los donativos, ya que las donaciones a la Iglesia
desgravan un 25% del IRPF en el caso de personas físicas, y un 35% del impuesto
de sociedades si se trata de empresas. Pero el Estado benevolente en este caso
devuelve a los fieles el 25% y el 35%
respectivamente, al igual que hace con las aportaciones a ONG´s, salvando
que la Iglesia no lo es. Esto supone cerca de los 100 millones de euros.
Por
lo tanto si realizamos la suma total de lo que aproximadamente recibe la
Iglesia en asignaciones del Estado, quedaría de la siguiente manera:
Estos
son por supuesto, cálculos aproximados (realizados
con lo expuesto anteriormente) fruto de la investigación, con datos que se
aportan en la “Memoria
de Actividades Anuales de la Iglesia Católica en 2013”
y otros documentos. En algunos artículos las aportaciones llegan hasta los 10.000 millones de euros anuales.
Si teóricamente debiera por decreto y acuerdo, además de Dogma propio de la
propia Institución, auto financiarse con sus propios recursos… algo se está
haciendo mal.
En 2007
bajo presión de la Unión Europea, Iglesia y Estado pactaron eliminar la
exención del IVA de la Iglesia Católica en la “adquisición” de bienes
inmuebles. Se mantienen no obstante la exención
de pago en la renta, el patrimonio, el IBI, las donaciones y las transmisiones
patrimoniales, por las que la institución, gracias a estos privilegios, no
aporta ni un solo euro.
La
institución recibe aportaciones del Estado gracias a los acuerdos con el Vaticano, renovados progresivamente en el tiempo al
alza desde 1975. Además también aportaciones de distintos Ministerios y de las propias Comunidades Autónomas. Todo esto hace
que prácticamente sea imposible conocer los ingresos finales y totales con que
el Estado dota a la Iglesia anualmente.
Pero
vamos un paso más allá. En las diferentes memorias de actividad, la institución
introduce también los datos referentes a los gastos y la asistencia que “Cáritas” y “Manos Unidas” (pertenecientes a la Iglesia), ofrece a
la sociedad. Nadie duda que el trabajo de Cáritas se ha multiplicado al alza en
estos últimos años, y que su trabajo es inestimable para este país, que ha
visto en esta entidad el último recurso para seguir adelante. Pero analicemos
bien los datos y descubramos que hay en realidad de cierto en la información que
se aporta.
En
el último ejercicio como vimos anteriormente (2013), fueron 249 millones de euros la aportación a la Iglesia mediante la
declaración de IRPF, destinados al Fondo Común Interdiocesano. Para ser más
claros, es el dinero que financia únicamente la estructura formal de la
Iglesia: sueldos y seguridad social de
sacerdotes y obispos, actividades pastorales, Conferencia Episcopal y a “otras actividades asistenciales”. La
cúpula de del Obispado administra aproximadamente unos 50 millones de euros y el resto (hasta los 249) se reparte entre as
70 diócesis en que está dividido el
país (69 territoriales y 1 castrense,
dependiendo del número de sacerdotes existentes en cada una).
Dejemos
claro que el dinero proveniente del IRPF es tan solo el 25% (aproximadamente) de todo el que disponen las diócesis: 788
millones en 2012, la mayor parte
proveniente de donativos.
¿Cuánto de esto se
destina a Cáritas? Las ONG de la Iglesia apenas se benefician
de este fondo, sino que obtienen parte de lo que recauda en la casilla del IRPF
de “Fines Sociales”. En el último ejercicio
conocido, sabemos que la aportación de la institución ha sido aproximadamente
de tan solo 5 millones de euros, tan
solo el 2% del total recaudado si hacemos cuentas con lo recogido por el
IRPF (249
millones), y de un 0,6% si
ponemos como ejemplo lo recogido en total en 2012 (788 millones).
En
el libro de la Conferencia Episcopal sobre la financiación, se muestra la labor
de Cáritas como “…ejemplo del ahorro que
la Iglesia supone para el Estado al realizar tareas de apoyo a las clases más
desfavorecidas”. Nos haría un grato favor, si aportaran toda la información
y en honor a la verdad nos mencionaran realmente de donde consigue los fondos
para desarrollar su inestimable trabajo.
Y…
¿quiénes forman Cáritas? De un total de 82.188
personas, 78.017 son de carácter
voluntario y 4.171 son trabajadores contratados de la propia entidad. Esto es
lo que nos cuenta la memoria de 2013. Lo
que no desgrana es que más del 80% de las
personas voluntarias son de carácter laico y algo menos del 5% son sacerdotes y religiosos. Del 15%
restante no se tienen datos.
¿Qué
se deduce de todo esto? Tanto el voluntariado como la financiación de las ONG
pertenecientes a la Iglesia, está soportado
por las diferentes aportaciones de la gente que se siente parte de la misma
(hablamos de comunidad, no institución).
Pero claro, el argumento chocaría de frente con la idea preconcebida de que financiar
a la Iglesia (como institución) es fundamental para mantener la de Cáritas, ya
que como podemos comprobar su aportación económica es casi insignificante.
Los
datos están claros. Por más que en radio, prensa y televisión se empeñen en
hacer campañas a favor de la “X” solidaria a favor de la Iglesia para financiar
la ayuda a Cáritas y otras actividades de carácter solidario, tengamos bien
presente que marcar esta opción no servirá para que nuestro pueblo, nuestras
familias y las de nuestras personas más cercanas, golpeadas por la pobreza y en
riesgo de exclusión social, pueden verse beneficiadas. Puestos a cambiar las
cosas, con el dinero que el Estado aporta a la educación concertada, ¿no podrían abrirse más colegios públicos y
contratar a más profesorado para mejorar la calidad de nuestro Sistema Público
de Enseñanza? Ya que se destinan millones para la conservación de nuestro
patrimonio cultural, dineros que salen del bolsillo del contribuyente, ¿no sería más adecuado que pertenecieran
al Estado, al País y a su ciudadanía, y que el dinero cobrado de las entradas fuera
destinado para engrosar las “arcas del Estado” y el mantenimiento de las mismas?
Si
la Iglesia quisiera predicar con el ejemplo de austeridad y que su voto de
pobreza tuviera más sentido, ¿cómo entender
que posean más
bienes inmobiliarios a su disposición que el propio Estado? ¿No sería más adecuado que la Iglesia cediera
todos estos bienes al Estado para el uso y riqueza de los ciudadanos?
No
hace falta decir que ya hace siglos que la Iglesia está del lado de la
aristocracia (las grandes familias de España) y la más alta oligarquía del país
que ostenta el poder, hasta el punto de incluso estar por encima de ellos. Siempre
han sabido bien con quién debían de “casarse”
para mantener sus privilegios e incluso, intentar recuperar alguno de los
que le fueron expropiados (las
denominadas “manos muertas” en el siglo XIX). En estas, tienen hasta la
osadía de opinar que se deberían devolver a la Iglesia para obtener más
ingresos y poder así, destinarles a sus fines. Mi opinión personal y respuesta a
esta reflexión sería plantearles una pregunta: ¿Y si más bien se devolvieran todas las propiedades a nombre de la
Iglesia en favor del Estado o… se hiciera pagar todos los impuestos que pesan
sobre la totalidad de los mismos, incluyendo todos los años no pagados (al
menos) desde 1978, más los intereses por demora? Quiero imaginar que el
rostro de los representantes de Dios en la tierra, a la más alta Curia de este
país, se les quitaría esa sonrisa de prepotencia que podemos adorar y contemplar en los medios de comunicación
todos los días. Hagan sus apuestas…